La catástrofe que ha asolado la región de Las Marcas, causando 11 muertos, desaparecidos y decenas de heridos, es una sentencia más sobre la insostenibilidad para la humanidad y la naturaleza del modelo de desarrollo dominante. No es el primero y, sobre todo, no será el último: desde la sequía hasta los fenómenos meteorológicos cada vez más incontrolables, los efectos del calentamiento global son ya un hecho al que hay que enfrentarse aquí y ahora, partiendo de territorios devastados por décadas de cementificación y especulación constructiva, abandonados a la inestabilidad hidrogeológica donde no llegan las sirenas del beneficio, y asaltados, en cambio, por procesos de urbanización salvaje e irracional que carcomen la naturaleza, devastando el campo en las grandes áreas metropolitanas.